¿Dócil yo?
- Tere Guerrero
- 18 nov 2023
- 2 Min. de lectura

Una de las cosas más difíciles para una mujer dentro del matrimonio es el mandato a la docilidad, este problema viene desde el Génesis, ya que después de la caída Dios le dijo a Eva que ella se iba a querer enseñorear de su esposo.
Como mujeres tenemos el deseo de mandar y estar en desacuerdo permanente con él. La falta de docilidad en las mujeres es una maldición que venimos cargando desde nuestra madre Eva.
La docilidad tiene que ver directamente con nuestra obediencia a Dios. Ser dóciles a nuestros maridos es algo que diseño Dios, no es invento humano, así conviene en el Señor, eso le agrada y le glorifica; no porque mi marido lo merezca, sea bueno o sea digno, reconocer este orden instituido por Dios de ninguna manera me resta valor, inteligencia o dignidad.
Cuando ya no peleo por todo, me bajo del cuadrilátero, pido perdón, le doy la prioridad, lo trato de manera desinteresada, dejo de discutir, exigir mis derechos, ver solo por mis intereses y empiezo a ver por los de él, cuando aprendo a ceder, reconozco que no siempre tengo la razón, en pocas palabras le muestro la misericordia de Dios; literalmente lo desarmo. Estoy segura que ningún marido podrá resistirse a ese amor incondicional, que solo Dios puede poner en ti y en mí.
De la misma manera, esposas, sed dóciles a vuestros propios maridos, para que también los que no creen a la Palabra, sin palabra serán ganados por la conducta de sus esposas, al observar vuestra manera de vivir, pura y reverente.
1ª Pedro 3:1-2
Cuando nuestro esposo nos trate ásperamente, no entremos en contienda, reaccionemos pacífica y amorosamente, esto será una lección de gracia y misericordia, honramos a Dios y honramos a nuestro esposo. Eventualmente nuestra amabilidad influirá poderosamente para bien, en su actitud hacia nosotras.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
1ª de Corintios 13: 4-8
Los consejos aquí expuestos pueden salvar tu matrimonio del fracaso, no son míos, son tomados directamente de la Santa y bendita Palabra de Dios, no sigas a la multitud, escucha la voz de Dios.
¡El Señor te bendiga y te guarde!
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