Amor y obediencia
- Tere Guerrero
- 18 nov 2023
- 2 Min. de lectura

¿Te gusta sentirte amado? ¿Eres una persona obediente? ¿Qué tiene que ver uno con otro?
Existe una relación directa entre nuestro amor a Dios y la obediencia a sus mandamientos.
En la medida que crecemos en nuestro amor hacia el Padre, vamos a anhelar obedecerle, hay una relación estrecha entre el amor y la obediencia.
Cuando dudamos del amor de Dios estamos más vulnerables a caer en tentación. Al dudar del amor de Dios, nuestros corazones no se quedan quietos, empieza una búsqueda de satisfacción en otras cosas o personas, nos compadecernos a nosotros mismos, poniéndonos como víctimas y nos damos algunas concesiones, aunque no sean permitidas, desde el punto de vista de Dios.
Así como existe una relación directa entre sentirse amado por Dios y obedecerle, también l hay cuando no nos sentimos amados y por consecuencia pecamos.
Así funciona la idolatría, en cuanto desplazamos a Dios de su lugar central, nos colocamos en una situación vulnerable hacia las seducciones del mundo.
Juan 15:9-10 “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”
El secreto nos lo revela Jesucristo mismo:
1.-Él Padre ama a Jesús.
2.-Jesús nos ama.
3.-Jesús guardó los mandamientos de Su Padre y permanece en el amor del Padre.
Esa es la permanencia, en ese orden. Dios nos pide hacer lo que Jesús hace en su relación de amor con Él.
Cuando permanecemos en Cristo, como el pámpano vive insertado en la vid, tenemos amor por su palabra, sus promesas, sus mandamientos, su segunda venida, su voluntad, su evangelio y todo lo relacionado con su reino. Ahora será un deleite para nosotros, no un peso o carga, permanecer conectados a Jesús como la Vid. Porque le amamos y tenemos la certeza que Él nos ama también.
El “secreto” es la permanencia en Cristo.
¿Qué es permanecer? Mantener una comunión consciente y constante con Dios. Estar con Cristo, vivir con Cristo, interactuar y conversar con Cristo, depender de Cristo momento a momento, día tras día.
En Juan 15:5 Jesús expresa: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”
Es inconcebible amar a Dios y no querer obedecer, así como es inconcebible obedecerle y no amarle.
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